[Publicada a Tu peli (13/02/2012)]
«Sé lo que tú quieras ser, haz
lo que tú quieras hacer, y no dejes que otros te lo digan», «No
sacrifiques la vida en ser como a los demás les satisface que seas,
porque lo primero es estar satisfecho con uno mismo». Etcétera. Lo mejor
de Eva no es, desde luego, su moralina rimbombante, que suena a libro
de autoayuda, enciclopedia de obviedades. Lo mejor de Eva tampoco es su
guión, que vive al filo de la fábula más evidente para adultos con
frigidez emocional. En definitiva, la de Eva no es, seguramente, la
mejor y más original historia que nos habrán contado, por sus
inclinaciones hacia la moraleja fácil y su telefílmica narración.
La nueva obra de Mariano Barroso
es entretenida nada más, película de entre horas que cumple su función
perfectamente, solvente, sin estridencias ni ínfulas. La historia de una
joven juez que investiga el caso del asesinato de una prostituta, y
cómo en el transcurso del caso se verá inmersa en la clásica relación
imposible es lo que nos plantea el director, coguionista junto con
Alejandro Hernández. El eterno y sudado duelo entre la cabeza y el
corazón, el raciocinio y la pasión, se formula aquí de nuevo sin más
frescura que la notable actuación de Leonor Watling, buena conductora de
esta dualidad y máximo incentivo del filme en tanto que personificación
de la premisa romántica por excelencia; dejarse llevar por la
vehemencia del amor y saber que ésta lleva al precipicio. El resto, no
mucho más: cine negro y romance sexy de fácil digestión para las masas,
que se embolsarán las susodichas moralejas como propina.
Lo mejor de Eva es, en
definitiva, que cumple con su finalidad recreativa sin andarse por las
ramas ni perderse entre marañas argumentales. El de Barroso es un
pasatiempo ligero y efectivo que deja para el recuerdo una única escena,
la final, en la que algunos tópicos se evaporan dejando un sabor de
boca agradable y efímero. Puro ocio.
Lo mejor: la escena final.
Lo peor: es una obra (muy) menor.
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