Puntuació: ★★★★★
De una historia que viene dada
se decide tan solo cómo se transmitirá. El enfoque y su derivado
discurso devienen el eje cuando en la pantalla leemos la famosa
sentencia, de finalidades a menudo lucrativas, «basado en hechos
reales», que refugia a las películas en su presunción de realidad
induciendo a la vez al morbo de lo testimonial, casi siempre relacionado
con crímenes o experiencias extremas. Esta coartada, altamente
efectiva, tiende al sensacionalismo excusándose en su base supuestamente
real, y maneja impresiones sin que estas se puedan amparar en el
alegato de lo ficticio. No así en Intocable, extraordinario film francés
que se parapeta en lo real para formular una propuesta de infinito
positivismo con fundamento, desacreditando a los sistemáticos
detractores de los mensajes optimistas y ofreciendo al mismo tiempo una
comedia ingeniosa y desenfadada.
Toda tentación lacrimógena es
aquí cohibida por su carácter vital, y aunque no exenta de matices y de
su inherente carga dramática, el espectador permanece risueño durante
todo el metraje, que aprovecha su principio verídico en favor de la
comicidad, sin contradecirse. La película nos cuenta la historia real
del encuentro entre un multimillonario tetrapléjico francés y un
inmigrante argelino de origen humilde que se convierte no sólo en su
asistente sino en su mejor amigo, a pesar de las evidentes diferencias
que a priori hay entre ellos. Esquiva el relato con destreza cualquier
deje de paternalismo; nadie se compadece de nadie porque Intocable es un
duelo de desdichados, gente con más bazas en su contra que a su favor
que se niega a provocar muecas de misericordia.
Por captar eso tan bien, por
enfocarlo en clave humorística sin temerle en absoluto al humor negro y
atravesar fronteras invisibles, conviene destacar la labor de los
directores y guionistas Olivier Nakache y Eric Toledano, así como de los
dos protagonistas, Omar Sy y François Cluzet, creíbles en sus premisas
dramáticas y perfectamente desenvueltos en su desarrollo cómico. Y
aunque Intocable no deje de ser un título más del inagotable catálogo
francófono de los entrañables encuentros –se me ocurren, de primeras,
ejemplos como Conversaciones con mi jardinero, Mis tardes con Margueritte (Jean Becker, 2007 i 2010), Partir (Catherine Corsini, 2009) o Bienvenidos al norte
(Dany Boon, 2009)–, esta obra, al contrario que tantas otras, no tiene
ninguna necesidad de alardear de humanidad, intrínseca en su base,
centrándose cómodamente en la comedia pura, sin complejos.
Lo mejor: Intocable es una comedia de altos vuelos.
Lo peor: ver la versión doblada.
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