Crítica a El atlas de las nubes

[Publicada a Tu peli (02/2013)]

Puntuació: ★★★★★
 
Llama la atención cómo un film de tan grandes dimensiones, producción de más de cien millones de dólares afín a todos los cánones del cine masivo, ha tenido una promoción tan pobre. Llega a nuestras carteleras y hasta ahora ha pasado relativamente inadvertido, de la misma forma que en los más importantes premios cinematográficos anuales, en los que apenas ha sido nombrado. El atlas de las nubes se percibe a primera vista como un film proscrito, denostado por su condición de superproducción out-Hollywood que devendrá film de culto en pocos años. Luego uno la ve y entiende en parte su ostracismo en los Oscar y demás premios, y diría que responde también al contraste entre su vocación grandilocuente y su discreto resultado. Dirigido por el alemán Tom Tykwer (El perfume, 2006, Corre, Lola, corre, 1998) y los hermanos Wachowski (Matrix, 1999), El atlas de las nubes es cine a gran escala, historia, ciencia-ficción, comedia y thriller, relatos que se cruzan en un vaivén de cien lustros, efectos visuales para mear y no echar gota, maquillajes imposibles para ver a los actores como nunca antes y actuaciones más que remarcables… Acapara tal número de nombres e ingredientes y sus alicientes son tantos y tan variados que se antoja difícil encontrar a alguien que no disfrute con ninguno de ellos. Si no es ver a Tom Hanks haciendo de pérfido curandero es conocer una distopía a la coreana; si no es la historia de un joven abogado antiesclavista son las peripecias viejunas de un editor en horas bajas… Su virtud, en este sentido, es también su gran problema: gusta y disgusta por partes, como si fuera un irregular compendio de novelas cortas con un difuso punto en común.

Y es que ni las tres horas de duración ni sobre todo el guion e hilo conductor dan la talla a la hora de seducir al espectador, incapaces de venderse como un conjunto sólido y atractivo, convencido de su singularidad. Es tan ambicioso su planteamiento, quiere abarcar tanto que finalmente todo queda fragmentado, desunido en breves piezas de desigual interés que el montaje cose como puede, logrando al menos que ninguna aburra. Lo que plantean Tykwer y los Wachowski –basándose en la novela homónima de David Mitchell– es una suerte de efecto mariposa espacio-temporal, aquello tan clásico del valor de los actos, de su importancia y repercusiones llevado a todos los niveles. Pero así como otros films –Magnolia (Paul Thomas Anderson, 1999), Las vidas posibles de Mr. Nobody (Jaco Van Dormael, 2009) o el cine de González Iñárritu, por ejemplo– hacían evidente la relación entre cada episodio atando cabos a toda vela, El atlas de las nubes prefiere sugerirlo, relegarlo a lo simbólico sin apenas evidencias argumentales que permitan al espectador acabar de cuadrarlo, y eso lastra su unicidad y el completo disfrute del respetable.

Resulta inevitable, con todo, pensar en la película por capítulos. Los hay estupendos –la historia decimonónica del joven compositor frustrado no tiene desperdicio, al igual que la del editor aprisionado en un asilo– y los hay peores –el de la periodista y el conflicto nuclear o el de los indígenas post-apocalípticos…–, pero en todo caso, y más allá de su discutible conexión, todos ellos entretienen y tienen interés cinematográfico. Cabe resaltar la osadía de los directores y su relativo triunfo; no es ni mucho menos una película redonda pero sí un atípico entretenimiento de mil y un escenarios y rostros que transita por todos ellos con naturalidad y desenvoltura, algo sin duda meritorio. Pesa, y mucho, su megalomanía –algo parecido, quizás, a lo que le ocurrió a la reciente y triste John Carter (Andrew Stanton, 2012)–, pero su ostensible alma de autor, unas entregadas y metamórficas actuaciones de Tom Hanks, Halle Berry, Hugh Grant y demás, y su magnífica banda sonora hacen de El atlas de las nubes algo estimable, fallido en buena parte pero valioso en tanto que cine con ambición, de impecable técnica y transmisor, además, de un mensaje tan sobado como al fin importante y positivo.