Puntuació: ★★★★★
Ni siendo partidario de las
generalizaciones puede negarse la buena calidad de las exportaciones
cinematográficas argentinas, su oficio para el séptimo arte. Campanella
encabeza una notable lista de nombres con nacionalidad argentina que han
pasado últimamente por nuestras salas: thrillers como Carancho, de
Pablo Trapero, o Sin retorno, de Miguel Cohan, dramas como XXY, de Lucía
Puenzo , o comedias como Un cuento chino, de Sebastián Borensztein, han
recibido el visto bueno de crítica y público, que tiene la ocasión,
esta vez, de dejarse seducir por la última película de Carlos Sorín, que
se establece naturalmente en la ambigüedad de géneros. El gato
desaparece es una obra estimable en tanto que película de intriga
sosegada, de andar por casa; un The Shining contenido que si
bien mantiene la incertidumbre en todo su metraje, éste no devuelve al
espectador una respuesta suficientemente estimulante.