26 de nov. 2012

Crítica a Si de verdad quieres...

 [Publicada a Tu peli (10/2012)]

Puntuació: 

Siempre es positivo que un cine a menudo tan restrictivo como el de las grandes productoras de Hollywood centre sus focos en temas menos explorados, a veces por supuestamente incorrectos, a veces por poco atractivos, etc., como en este caso el amor y el sexo en la tercera edad, periodo vital que, por pudor o incomodidad, difícilmente se relaciona con lo erótico. Si de verdad quieres… asalta este tema de pleno, y lo hace con un segurísimo paracaídas llamado Meryl Streep y un enorme colchón llamado Tommy Lee Jones. Todo un dúo dinámico que asegura casi cualquier jugada, más aún cuando ésta, aunque atípica, se respalda en un guión calculado para la aceptación general, entre lo entrañable y lo ligeramente picaresco.

David Franckel dirige a estos dos titanes, los sitúa a escala humana  y los enfrenta a disyuntivas terrestres y clásicas, como la vida en pareja después de más de treinta años, fácilmente rutinaria y empujada por pura inercia, o la progresiva pérdida, o no, del apetito sexual. Reaccionan los protagonistas como se espera de ellos; actuaciones francas e irreprochables que dan vida a dos prototipos de un estilo de vida y una etapa concreta seducen al respetable con unos registros bien llevados pero anclados en lo tópico. El patriarca de fácil refunfuño y emocionalmente impermeable y la mujer dócil y apocada con espontáneos ramalazos de carácter pretenden ilustrar una supuesta tónica general, lanzando además un mensaje que invita por igual al optimismo y a la estoicidad en los momentos difíciles de la pareja veterana. 

Obvia el film que sus varemos son los correctos trazando caracteres, comportamientos y moralejas de manual, pretendidamente transversales pero probablemente fallidos. El amor y el sexo quedan aquí lejos de cualquier percepción moderna; tanto lo que describe como la forma en que lo enfoca pertenecen a una mentalidad y una moral muy concretas, propias del cristianismo más tolerante y comprensivo pero nunca desprendidas de éste. Su trasfondo conservador –o tradicional, si se quiere– y totalmente occidentalizado impide que las cuestiones universales que plantea –el sexo, sí, pero también la estima y la extroversión en la tercera edad– sean extrapolables a un ámbito más global, no sólo en el sentido geográfico, también en cuanto a edad. Así es que, efectivamente, esta historia de sexo y terapias conmoverá a un público más reducido de lo que quisiera, dejando al resto frío, solamente amparado por las tablas de unos actores extraordinarios e indiscutibles.

Lo mejor: el duelo Streep versus Jones.

Lo peor: es menos global de lo que pretendía.

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