[Publicat a TuPeli (10/2012)]
El tercer día en Sitges se estimaba menos estimulante que
los dos anteriores, con títulos que como Insensibles podían dar la
campanada pero que a priori no invitaban a pensar en grande. Aftershock y Maniac
se presentaban como platos fuertes de la jornada, pero lo cierto es que
ninguna de las dos películas ha acabado de convencer, especialmente la
primera, producción estadounidense y chilena que cuenta con la
colaboración del muy querido Eli Roth, responsable de la saga Hostel
que en esta ocasión coescribe y coprotagoniza. Se encarga de la
dirección Nicolás López, quien debuta en el cine de género después de
pasar por la comedia ligera, algo que se nota en varios momentos de la
película y en especial al principio, donde todo tiene cierto aire a
Resacón a la chilena. Hasta los protagonistas se parecen a los de la
franquicia de Todd Phillips, y no sólo en su físico, también en su forma
de ser…
Similitudes aparte, la película de López tiene un curioso desarrollo,
empezando con la susodicha comedia para seguir, de repente, hacia el
slasher sin concesiones en pleno desastre natural. Del jubileo
discotequero pasamos al caos post-terremoto, y de allí inmediatamente al
sadismo puro y duro y al infortunio constante. Entretienen la
adrenalina e inestabilidad narrativa de López y Roth, pero no evitan que
lo que vemos en pantalla nos remita al cine B sin quererlo, algo que
sin duda le pasa factura. Tanto la iluminación como los escenarios
requieren, probablemente, de un mayor presupuesto para generar esa
sensación desoladora del infierno generalizado, del que no hay salida ni
vuelta atrás. No es el caso y el resultado final se resiente, pero sea
como sea, nadie bosteza en hora y media.
Distinto ha sido el pase de Mi loco Erasmus, falso
documental avalado por el sector más alternativo del audiovisual
barcelonés donde parece que el único que bostezaba era yo. El film en
cuestión, que cuenta con la inestimable colaboración de celebrities del
mundillo, aka Miguel Noguera, aka Vengamonjas, aka Carlos Vermut, etc.,
está dirigido por Carlo Padial y no, no habla de becas Erasmus. Empieza
por ahí pero se desvía dirección Cerros de Úbeda después, y acaba siendo
una suerte de crónica artística a lo Balad of Genesis & Lady Jaye
(Marie Losier, 2011) pero algo más terrenal y supuestamente divertida.
Me hace sentir mayor el constatar que no acabo de captar qué es tan
gracioso, y eso que soy más joven que la mayoría de los presentes. De
hecho, más que divertido, el documental de Padial me parece deprimente,
quizás porque habla de un artista con serios problemas existenciales
–digámoslo así–, que tiene toda la pinta de acabar mal, y eso es algo de
lo que ya he tenido sobredosis en mis cinco años de Bellas artes.
Salía de la sala Prado con el culo aun algo torcido para acto seguido
volver a entrar y desvirgar mis ojos a la filmografía de Don
Coscarelli, fenómeno del terror be que deleitaba a una sala llena con su
Phantasma (1970), presentada por él mismo en una ceremonia distendida en la que se le entregaba el galardón La máquina del tiempo,
premiando su trayectoria cinematográfica. La película es cuanto menos
curiosa, terror con moralina y vocación exploit de las que tanto gustan
por estos lares.
Y finalmente acababa mi intenso día de doce horas non-stop con
Maniac, la mejor película del sábado que si bien no salvaba el regular
nivel de la jornada, sí que dejaba un buen sabor de boca. En este caso
era el director y el mismo Elijah Wood los que se subían al escenario
para presentar la película, remake de la obra homónima de William Lustig
–también presente en la proyección– que no hace ascos al gore ni a las
escenas más crudas, todo envuelto en una lograda atmósfera setentera. La
música y estética carpenterianas más la buena actuación de Wood acaban
de dotar a la obra de Franck Khalfoun de los atributos suficientes como
para ser tenida en cuenta, aunque al fin la historia no es más que otro
Psicosis reciclado…
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