21 de des. 2011

Crítica a Arthur Christmas: Operación Regalo

[Publicada a Tu peli (07/12/2011)]

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Los tics navideños están a la vuelta de la esquina y por eso todo empieza, desde hace unos días, a oler a turrón. La parafernalia papanoelísticofindeañera, reyesmaguna y pesebrística acarrea, como siempre, los benditos valores confraternales que suscitan estas fechas, en las que también los mayores tópicos tienen cabida. Cuentos de Navidad a mansalva inundan pantallas de todos los tamaños, y entre ellos lo difícil no es encontrar uno que se desmarque, si no uno que lo haga con éxito. Efectivamente, hablamos de películas, algunas más ingeniosas que otras en su interpretación de las fiestas de la sonrisa automatizada y la felicidad por antonomasia. Las hay que consiguen reformular los relatos, léase Pesadilla antes de Navidad, léase Rare Exports, las hay que lo intentan, El Grinch o Bad Santa, y las hay que se limitan a reseguir la misma línea previamente trazada una y otra vez. Arthur Christmas se pasea entre el primer y el segundo grupo como Pedro por su casa; flirtea con lo original sin desprenderse de su eslogan impolutamente navideño, en una conjugación irregularmente formulada entre el cuento de Navidad al uso y su pertinente modernización.

Arthur Christmas es una reinterpretación del archimanoseado Papá Noël en su faceta visual y también argumental: la técnica y animación, como ya viene siendo habitual, son un regalo para la vista, impecables en su factura. Su trama, en cambio, aún teniendo un par de gags francamente divertidos, y llena de esas buenas intenciones tan propias de tan señaladas fechas, resulta algo fallida en su pretendido rejuvenecimiento. Si el film quería actualizar la historia de Santa Claus, su logro es más bien superficial: dadle un Smartphone al abuelo y ya lo tienes a la última. El problema aquí es que no hay atisbos de modernización en sus queridos valores, que se centran en el grueso de la historia dejando al descubierto ciertos dejes sexistas –en una ocasión Santa Claus agradece a su mujer que «haga amablemente todas esas cosas que las esposas hacen cuando sus maridos trabajan»–, e incluso belicistas –sólo hace falta ver la vestimenta de los personajes– que lastran sin duda no sólo dicha modernización sino lo positivo del mensaje, al que sólo se puede aprobar haciendo la vista gorda y obviando demasiados detalles.

Así es, la Operación regalo proclama con rigor militar el espíritu navideño, cayendo de cuatro patas en su propia contradicción. Los valores que emana –ningún niño sin un regalo, lucha por tus convicciones– y su interesante planteamiento en relación a los personajes –ninguno de ellos es absolutamente bueno ni rematadamente malo; todos están bien matizados en este aspecto– quedan empañados por esta desidia o complacencia en la que debería ser una trama delicadamente confeccionada, que al final no puede evitar despertar en el espectador un sabor agridulce, de lo que pudo ser y no fue, teniendo en cuenta además que produce Aardman, responsable de Wallace y Gromit y compañía. En definitiva, y a modo de conclusión, se podría decir que Arthur Christmas es tan indudablemente entretenida como fácilmente rebatible, y es que no es lo mismo teñir de rojo la indumentaria del Viejo de Pascua que ponerle, directamente, una boina militar.

Lo mejor: la bien lograda psicología de los personajes.
Lo peor: el sospechosamente conservador trasfondo de su trama.

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